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Alisson Trigos

En entrevista para el 4to DanzaFuera desde Adentro 2020

Cuando se habla de consumir cultura, muchas personas dicen que les queda difícil entender la poesía y la danza ¿Qué les dirías a quienes tienen este imaginario?

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Quiero empezar con la palabra consumir para luego extenderme por el campo de lo difícil-complejo y terminar con el florecer de la poesía y danza. Es curioso que aquí se hable de consumo, un deglutir que vincula la rapidez y la poco delicadeza con que se contempla o se valora aquello ingerido. Consumo, y de aquí el consumismo, la cantidad que se apunta a la exacerbación y al mínimo cuidado de aquello objeto de nuestra necesidad a aplacar. Este consumo de cultura es uno de los recados de la dromología, esa rapidez como imperativo de la sociedad actual. No sorprende entonces que las personas queden rezagadas a esperar que todo les venga igualmente fácil como rápido de esto que deben tener y suplir, como un segundo imperativo. Un poeta colombiano, el maravilloso Porfirio Barba Jacob, vociferaba con el sonido del viento (porque para él era importantísimo volar) “vivir es esforzarse y esforzarse es vivir”. ¿Por qué se quiere beber del néctar del arte, de la cultura, de la poesía y de la danza, para ser más precisa en este apartado, de modo veloz y sin esfuerzo, a esperas de la facilidad con que se defeca o se camina? He aquí un doble cuestionamiento de qué es fácil, sencillo de hacer; véase que incluso el defecar o el caminar implica un esfuerzo, tiene una complejidad increíble desde el funcionamiento interno del órgano, complejidad que es natural en la estructura y función de nuestro sistema. Yo invito a valorar todo aquello que nos convide a explorar nuestro ser interior, que nos motive, que nos impulse a explorar aquello que hay más allá de nuestra esfera consciente y que nos lleva a veces a producir errores (estos solo son otro paso más de donde aprender) o aciertos respecto a eso ideado. Pero aún más, invito a que nos esforcemos a explorar y a hacer desde la sensación y luego la intelección de aquello que nos invita a hacerlo, bien obra de danza o la misma poesía en la caída de una flor del árbol Guayacán que es tan frecuente encontrar en las calles Bumanguesas. Son entonces dos invitaciones empero la segunda me parece (y esto ya es mi propia apreciación de importancia) más importante porque parte desde un intento de desligue de aquellos imperativos de lo que debe o no ser (ideales) para posarse en el hacer de una nueva creación, pero bien teniendo en cuenta aquello ya existente (ejemplo una pieza dancística). El esfuerzo nos permite vivir, presenta aquello de lo que vamos siendo capaces de hacer, de sentir, de experimentar con gran parte del sí mismo, porque luego de este gran esfuerzo se vive una nueva parte del yo. Así como dice Drexler “disfruta más la trama que el desenlace”, de ese mismo modo llegaremos continuamente a un atisbo de lo que podemos ser. No existe otra vida, ni la existirá; nuestro tiempo en esta tierra es contado y vale la pena probarse, medirse, arriesgarse, sentirse, llorarse, tirarse al lago de lo desconocido, salir del mar de nuestra profunda mente porque bien, el mar así como puede serlo de apacible, puede serlo de implacable. La complejidad está en todo, aunque no se observe, nuestra misma vida tiene mecanismos complejos que parten de los simples. El esfuerzo que se lleve a cabo, en gran medida en estos espacios culturales es de orden cognitivo, naturalmente pues este medio del arte está inscrito en el lenguaje. Lenguaje que obedece a órdenes de integración compleja corticalmente. ¡Y aquí estamos nosotros para ser implacables y apacibles con nosotros mismos y con el Otro! Porqué esperar a que el Otro me regale todo, me de todo, por qué esperar a que me llegue todo casi por arte de magia. Qué bello es sentir que lo que se ha dado, también en gran parte, ha sido por nuestro mismo esfuerzo. ¡Aquí somos, aquí hacemos, aquí vamos viviendo! ¡Cuestiónate!

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¿Crees que la danza tiene una dimensión poética?

Definitivamente en la danza se comprende una dimensión poética. Precisamente es aquello que desde un principio me cautivó. Ahora vivo floreciendo en ella mientras exploro la danza, mientras exploro mis movimientos, mientras intento descifrar parte de mi lenguaje que es bien, en parte, desde el movimiento: la danza. Poesía, qué es poesía es la gran pregunta. Yo dejo la respuesta en el sencillo acto de ser; eso es y todo entonces es poesía, incluso el acto más corrosivo o el más sublime. Por eso también es necesaria la danza, porque a parte de ser natural en nosotros los humanos (hablando desde la región de lo humano) porque involucra movimiento, permite dialogar con los Otros sobre las barbaridades que acaecen, sobre las maravillas que suceden, sobre las preguntas que conviene hacerse y sobre los actos que se deben replantear por el daño o bien por la pasividad con que se encuentran. La poesía es necesaria y por ende la danza también; su sencillez por el hecho de solo ser tiene poder porque nos conecta directamente, porque nos implica, porque aunque ese acto tenga un escenario lejano a nuestra experiencia en primer plano, ahí estamos, empáticos. Entonces sí, la danza tiene una dimensión poética.

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¿Crees que la danza puede jugar un papel psicosocial en las comunidades?

La danza como se ve ahora es una construcción humana y se ramifica también desde la construcción magnánima del lenguaje. Teniendo estos sencillos aspectos en cuenta, se entiende y se evidencia entonces su papel psicosocial en la comunidad. La danza son acciones socialmente compartidas que invitan y permiten el diálogo, también ayuda en la tramitación de problemas subjetivos bien desde un punto inconsciente por aquel que baila pero sin saber qué tipo de tramitaje psíquico lleva a cabo, o bien desde un punto de vista consciente en que ya se vinculan los problemas de modo evidente y se trabajan psicológicamente, por ejemplo en terapia. La danza no solo permite también airear el cuerpo, activarlo, ejercitarlo, avivarlo por las sustancias químicas cerebrales que son segregadas por la actividad física bien como dopamina, endorfinas y la disminución de cortisol, por ejemplo, sino también porque airea el ambiente social de sus problemas que angustian, sofocan. Así que la danza articula desde su ambiente multidimensional, el aura de colores comunicativos, psicológicos, físicos, corporales, temporales, espaciales, simbólicos, creativos.

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Fotografías de Julio Pintor

A partir de la experiencia de aislamiento por el nuevo coronavirus. ¿Qué proyectos de danza te están interesando ahora? ¿Esta experiencia de pandemia ha modificado en algo tus búsquedas a partir del cuerpo?

Esta actual contingencia de aislamiento selectivo (diría aislamiento darwineano jajá) y el pasado confinamiento dado por el coronavirus, me ha dado la oportunidad de descubrir lo devastador que es el ser humano pero también lo maravilloso que es y que puedo también ser. Me he visto más motivada por entrenarme, he desarrollado más mi autonomía y autogestión, también he estado más enfocada en la creación escrita y coreográfica de la danza y más, sobre todo, en el campo de la escritura. Y por supuesto, esta actual contingencia ha modificado mi lenguaje y mi búsqueda del movimiento y del silencio corporal. No solo es por los tipos de movimiento, sino por las sensaciones nuevas que implican en la cualidad de movimiento. Me he encontrado en ocasiones con frustraciones y también placeres dados por el espacio que tengo y por la apertura que tengo para disfrutar de lo sencillo, respectivamente. Este nuevo tipo de vida me ha llevado a re-cuestionarme, a re-escribirme, a reformularme, a reconocerme y a conocer, también, nuevas formas de vida, ya encontradas en humanos, naturaleza y objetos. Algo muy importante a resaltar es que me ha permitido reconocer y re-identificar mi alrededor y lo que soy.

Sobre Alisson

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María Sonia Casadiego

Bailarina persistente, inquieta, comprometida con el rigor de la técnica de la Danza Contemporánea, estudiosa y reflexiva. Le interesa la literatura, la escritura y la poesía. Alisson es movimiento fluido, volátil, suspendido, tiene una capacidad de volver poesía cada movimiento. Una joven llena de sueños, de grandes capacidades para la improvisación y la creación, desbordante con sus propuestas creativas.  Como persona, excelente compañera, solidaria y auténtica en su forma de ser. 

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Eugenio Cueto

Alisson es una joven bailarina con una especial sensibilidad. Su pasión por este arte le ha permitido aprovechar cada oportunidad de aprendizaje y avanzar rápidamente en la construcción de un lenguaje propio. El interés que tiene en la literatura y especialmente la poesía enriquecen completamente su entrenamiento corporal, que no es solo físico sino también emocional. Alisson está logrando conjugar en la danza la poesía y la psicología. 

Improvisación en la Carrera 41 de Bucaramanga

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